Querida gente!!
Ya tenía tiempo que me
apetecía escribiros, pero bueno, la inspiración tiene sus momentos
y este es uno de ellos. Lo primero de todo, ¿cómo están? Como
suelo deciros, y es verdad, el tiempo pasa demasiado rápido y a la
vez ocurren demasiadas cosas... por eso me gusta escribiros y
contaros anécdotas, porque de alguna manera, me siento más cercana
a vosotrxs y es una forma de no perder cotidianeidad... (...a pesar
del tiempo y la distancia. Snif!)
Vamos de lleno al
capítulo de hoy. Algunxs de ustedes recordarán cómo terminaba mi
“entrada” anterior... Con aquello de encontrar el motivo de “una
duradera felicidad”... Pues sí, normalmente, os cuento historietas
relacionadas con el curro, los viajes, las fiestas.... y en raras
ocasiones os hablo de sentimientos. Hoy hablamos de sentimientos, es
más, hablamos de lo que me supone el mayor reto en la vida, aquello
que me da más miedo, lo que más me cuesta y, probablemente, lo más
necesario... sí, compañerxs, os hablo del amor. Jaja!
A ver si os sabéis este
chiste...
Se abre el telón y
aparece un armario. Se abre el armario y sale Miriam. Cha chán.
Ya había salido en
anteriores ocasiones, pero esta vez lo oficializamos más si cabe.
Sabiendo que no tengo porqué justificarme, os daré algunos motivos
de este ataque repentino de sinceridad sin precedentes:
Porque me da la gana,
porque soy feliz, porque me encanta compartir una felicidad sana con
todxs vosotrxs, porque basta de miedos, de inseguridades, de
auto-censuras, de rechazos, convenciones, y demás imposiciones;
porque llegamos a un gran momento de comunicación, de entendimiento,
de ternura, pasión, risa, llantos y, sobre todo, aprendizaje....que
al fin y al cabo, en eso consiste, no? En aprender, en re-aprenderse,
en entender, en empatizar, en compartir, en crecer, yo qué sé, en
vivir!
Y tanta vuelta para
deciros que el amor ha llegado a mi vida. Efectivamente, es una
chica. Soy lesbiana. Soy bisexual. Soy, soy, soy... No sé, las
etiquetas las dejamos para los demás...
(…) Cuando tenía 16
años, mi madre llegó un día de trabajar y me dijo feliz y
satisfecha:
- “Miriam, ya sé lo
qué eres”.
- “Así, mamá? Y qué
soy?”.
- “Tú eres grunge”.
Jajajajaja... Bueno, pues
si ella lo dice, seré grunge.
(…) Años más tarde me
han llamado: hippie, idiota, publicista, profesora, camarera,
fiestera, indecente, futbolista, viajera, zorra, anormal, guapa
en varias ocasiones (jaja!), cabezona, orgullosa, simpática,
rancia, cariñosa, hueso duro de roer, egoísta, generosa, etc,
etc. Pues todas esas cosas y muchas más, y las que quedan por venir,
soy yo.
Y este “yo”, a día
de hoy, está tranquila. Dicen que Oaxaca es una ciudad que “pone
muchos retos personales”. El camino no siempre es fácil, pero
seguimos, como os decía, aprendiendo. Por supuesto, todos y cada uno
de los días se aprende algo nuevo, pero mi sensación particular es
que este último año aprendo mucho más. Probablemente porque estoy
más abierta y dispuesta a que esto ocurra, en diferentes ámbitos,
laboral, personal, sentimental... y en este estado, me siento cómoda,
me siento tranquila, me siento a gusto, muy muy a gusto, y sin nada
de “sin más”.
Así que, sin “sin
más”, me despido por unos días. Sean felices, compas, que la
ilusión no nos la puede quitar nadie!!!
Os quiero
miriam